En la mitad del semestre académico, son muchos los pensamientos que surgen, en especial uno: ¡Qué rápido ha pasado el tiempo!
No es fácil percatarse que queda un mes y medio para culminar un nuevo periodo, y más aún cuando necesitamos subir las calificaciones.
Nuestro Dios ha dejado múltiples enseñanzas plasmadas en su libro santo, y hay algunas referidas al tiempo. No siempre utilizamos bien nuestro tiempo, más ahora que han sido masificadas las redes sociales y el acceso a internet.
Si tan sólo utilizáramos una parte de ese tiempo en escudriñar la palabra, podríamos tomar mejores desiciones, e incluso, nos iría mucho mejor en los estudios, ya que Dios nos abriría nuestras mentes y permitiría que todo lo aprendamos más rápido (todo conforme a su voluntad y gracia).
En el libro de Eclesiastés, podemos observar unos pasajes muy comunes, que incluso, en más de una ocasión he citado en este espacio, y es que “Todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3:1-8)
Si aprendiéramos o simplemente, nos dispusiéramos en las manos de nuestro Señor, él permitiría que todo lo que tenemos que realizar, lo hiciéramos en el tiempo indicado, no dejaríamos cosas de lado, ni mucho menos culparíamos al resto sobre nuestra falta de tiempo para realizar las determinadas cosas.
Hermanos, no perdamos la oportunidad de aprender más de su palabra. Les propongo revisar su celular y buscar una aplicación que resuma en la semana cuánto tiempo hemos destinado (en promedio) a utilizar ciertos programas. En ese resumen, podremos ver cuántas horas estamos en: Facebook, YouTube, Instagram, WhatsApp, entre tantas otras. Sí tan sólo destináramos 30 minutos de todo ese tiempo, en leer la Palabra de Dios, toda nuestra vida cambiaría.
Uno no se percata del tiempo que ha usado en las aplicaciones, sólo cuando se nos está agotando la batería y corremos por buscar un cargador (al menos yo lo he hecho), incluso, la primera vez que utilicé esa opción de resumir mi tiempo en el celular, me percaté que solía estar más en el celular, que lo que dura un culto en la iglesia.
La tecnología es buena, lo importante es saber cómo utilizarla. Muchos hermanos han podido disfrutar de la palabra de Dios gracias a la tecnología, han podido saciar su sed de ella, han podido regocijarse en las alabanzas que suelen compartir nuestras iglesias, como también informarse de los trabajos en la obra del Señor.
Los avances tecnológicos no sólo nos sirven para seguir instruyéndonos en el área profesional, sino también para ir apoyando nuestra enseñanza bíblica, aprovechemos bien nuestro tiempo, antes que sea tarde. No es fácil, pero cuando logramos dar un paso, el siguiente se hace más sencillo y con la ayuda de Dios, todo es posible.
Para Dios, honra y gloria.