Mi nombre es Palmenia Ortega Puentes, criada con principios cristianos desde que tengo uso de razón, actualmente estoy viviendo un proceso difícil de enfermedad, pero quiero compartirles mi experiencia para testimonio de fe y para decirles que en medio de la tormenta, Dios puede entregar la calma.
En el año 2014 estando en horario de colación en mi trabajo, fui a almorzar y comencé a sentirme muy mareada y cansada por lo que inmediatamente tome esa hora de colación para que me viera un doctor; él me mando hacer inmediatamente exámenes los cuales dictaminaron que sufría de una anemia severa, tuve que someterme a mi primera y aterradora experiencia de transfusión, ahí comenzó todo. Pasaron algunos meses y me vino una hemorragia digestiva, por consiguiente, mi primera hospitalización; comenzaron a realizarme exámenes para ver de dónde provenía mí sangrando, luego de un mes de hospitalización encontraron la causa: Diagnostico Daño Hepático Crónico Autoinmune, acompañado con cirrosis biliar primaria. Yo, ignorante del tema, sin saber nada del hígado empecé a interiorizarme, estudié sobre este órgano y las consecuencias de él cuándo está dañado, no podía creer las otras enfermedades que vendrían, me angustié tanto que le preguntaba a Dios las razones de esta enfermedad, me dieron unos tratamientos y me fui a casa.
Y así pasaron unos meses, comencé a tener mis primeros cambios corporales, sufría de hemorragias, me volvían a hospitalizar. Estando hospitalizada había una paciente que padecía del mismo diagnóstico la que luego falleció; estaba tan asustada, con miedo e incertidumbre de lo que estaba viviendo. Y así mi metódica vida cambio entre exámenes, operaciones, transfusiones, hospitalizaciones etc., pronóstico de vida tres año y posibilidad de trasplante, pero había que estar con un nivel establecido por el doctor.
Al haber transcurrido un par de años, estando hospitalizada, comencé a orar y cantar esa alabanza que marco mi vida “Solo tu gracia me ha sostenido”
Al haber transcurrido un par de años, estando hospitalizada, comencé a orar y cantar esa alabanza que marco mi vida “Solo tu gracia me ha sostenido”, lloraba porque estaba sintiendo la presencia de Dios; en mi clamor le pedía que me ayudara a pasar este valle oscuro, que no me soltara, que lo necesitaba…lloraba y cantaba… y estando en esta atmósfera, siento como su presencia comienza a inundarme con su poder y en visión vi ángeles rodeando la cama, era una luz muy singular, no puedo describirlo, pero fue tanto, que me ayudaron a cantar esos ángeles y en medio de mi debilidad tu poder se hace más fuerte… y me quede dormida, luego me dieron el alta, así mi Señor comenzó a fortalecer mi vida, para lo que tendría que volver a vivir.
Ya desde el 2014 a la fecha me ha tocado vivir situaciones no muy agradables por la enfermedad, pero las oraciones de mi familia y de la Iglesia me han fortalecido; este año, en mi Iglesia recibió la visita de algunos hermanos de la Iglesia de Talca, hermanos que jamás había visto, pero que Dios envió para que bendijeran mi vida, a través de ellos, el poder de Dios se manifestó y el Señor tomo a una hermana para entregar lo que mi Dios tendría para mí, fue muy hermoso aquel momento donde me decía que Él iba a obrar y que comenzaría a limpiar mi sangre, sin saber nada de mí, que durante años estaba siendo sometida a trasfusiones.
Hace un poco más de un mes, sufrí nuevamente de una hemorragia, avise a mi doctor y me dijo que fuera urgente al hospital para hospitalizarme, yo no quería hospitalizarme, el doctor me dijo que si mis niveles de hemoglobinas subían sería la única salvación, en ese instante me realizaron exámenes y me encontraba con una hemoglobina de 5.7 por lo que la doctora de turno me hospitalizó. Yo no deseaba estar nuevamente hospitalizada y como me vio tan angustiada me dijo que si mi hemoglobina subía a un nivel 7.0, podría dejarme ir a casa. Después de estar 20 horas en urgencia, entre exámenes y transfusiones, clamaba a mi Dios y le decía: “Padre cumple lo que me dijiste, confirma todo, quiero sentir tu poder una vez más”, y clamaba, cuando llegaron los resultados de mis exámenes, me llamaron ya que la doctora quería hablar conmigo; al llegar donde ella, me miro y me dice “Palme, no sé qué paso pero de un 5.7 que tenías, subiste a un 8.7, es tan extraño que alguien con estas características, el hígado dañado y una anemia severa, suba tan rápido su hemoglobina”, mi respuesta no fue otra que solo darle el crédito al único que se la merece, Gracias a Dios. En ese momento me prepararon y pude irme a mi casa.
Mi respuesta no fue otra que solo darle el crédito al único que se la merece, Gracias a Dios. En ese momento me prepararon y pude irme a mi casa.
Hermanos míos si bien es cierto que no estoy sana, pero han transcurrido ya 5 años donde mi señor ha tenido todo bajo SU control, donde mi expectativa de vida era de tres años, donde me ha sacado de la gravedad, donde he visto su misericordia; sé que en muchas iglesias están orando por mí y también sé que mi Dios me sanará, yo no sé lo que traerá para mí el mañana, pero se y estoy cierta y segura que nunca, pero nunca, se acabara su Amor ni su misericordia para conmigo. A veces sana al instante y otras veces nos está enseñando. Yo quiero vivir su voluntad porque le debo todo a mi Dios. Mi esperanza es esta: “Que el que comenzó en mi la buena obra, la perfeccionara hasta el día de Jesucristo”
Para Mi Dios sea Gloria y Alabanza por siempre
Testimonio: Palmenia Ortega Puentes, IMPCH Lenga
Ester Valdebenito Rodríguez, Comunicaciones IMPCH