Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

“Dios es soberano” Testimonio hermano Felipe Meza, Iglesia de Lirquén

Quiero compartir con ustedes mi testimonio, de cómo Dios hasta ahora me mantiene en pie gracias a su misericordia y gran amor, el que cada día me sustenta y me hace vivir confiado.

Mi nombre es Felipe Meza Stuardo, pertenezco a la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en la localidad de Lirquén. Fui criado por unos tíos que me inculcaron el Evangelio desde pequeño, siempre asistiendo a la Escuela Dominical y a los servicios; disfrutaba estar en la Iglesia. A los 16 años de edad, tomé la decisión de irme a vivir con mi madre, quien trabaja en el sur, pasando la mayoría del tiempo solo en casa, lo que me llevó a alejarme un poco de la Iglesia y comenzar a experimentar todo lo que el mundo me podía ofrecer a esa edad, sin embargo seguía asistiendo a la Iglesia de vez en cuando.

En una oportunidad mi Pastora, tomada por el Señor, me dijo que había soñado conmigo y que debía orar mucho, porque me venía una prueba muy grande. Como joven, uno a veces no le da importancia a lo que los instrumentos nos dicen, o lo miramos por tardanza, eso me sucedió a mí. Pasaron meses, yo ya estaba trabajando, tenía mi sueldo y me compré una moto. Un día, andando en ella, sufrí un accidente, no fue grave, pero a raíz de esto, comencé a sufrir dolores en mis piernas; al principio fue en la planta del pie derecho, luego de eso comenzaron a crecer lo dolores hasta llegar a mi columna y ambas piernas. Fueron 5 meses sin diagnóstico, 5 meses de mucho dolor, algunos pensaban que estaba loco porque solo gritaba, eran dolores realmente insoportables. Los médicos no encontraban explicaciones, a pesar de realizar examen tras examen, no encontraban una respuesta.

Luego de 5 meses mis piernas comenzaron a adormecerse, lo que me llevó a estar postrado por 7 meses, paralítico, muerto desde mis caderas hacia mis piernas, perdí totalmente la sensibilidad, solo sentía desde mi tronco a la cabeza. Fueron meses muy difíciles a mis 19 años estaba postrado, paralítico, no podía realizar ni mis necesidades básicas solo, porque no me podía trasladar ni sostener, volví a ser un niño.

Pasaron los meses hasta que un Doctor se interesó en mi caso y me realizaron un par de exámenes más, dando como resultado un “TUMOR DE 12,5 CM. EN LA MEDÚLA ESPINAL”. El tumor impedía que el líquido encéfalo raquídeo lubricara mis piernas, hasta el punto de secarlas. Debía operarme de inmediato pues la enfermedad seguía avanzando al punto de casi quedar tetrapléjico.

El cirujano me dijo; Felipe nosotros sacaremos el tumor pero no te aseguramos que vuelvas a caminar y si lo haces probablemente será en un par de años, donde podrías volver a dar algunos pasos; pero mi confianza estaba puesta en Dios, desde pequeño he conocido la misericordia de Dios para con mi vida, y me aferre a esa esperanza de que Él iría conmigo, aceptando su voluntad sobre todo.

Fue así como me operaron y al otro día de la operación ya podía mover un dedo de mi pie derecho, dando buenos indicios para poder recuperarme. Estuve con Kinesiólogo mañana y tarde, me caí muchas veces, fue así que con la ayuda de Dios logré ponerme nuevamente en pie y en tres meses ya comencé a caminar nuevamente.

A la par de este proceso llegaron los resultados de la biopsia que arrojó que el tumor era Cancerígeno por lo que me sometí al tratamiento de Radioterapia (mismo tiempo que me trataba la paraplejia), mi cuerpo no lo resistió bien, se me cayó el pelo y sufrí las consecuencias de padecer cáncer. Pero mi fe estaba intacta puesta en Dios, Él se encargaba de renovar mis fuerzas cada día, tal vez mi cuerpo estaba debilitado pero mi Espíritu estaba más vivo que nunca. Desde pequeño, Dios me prometió darme una Esposa para formar una familia. El Oncólogo me advirtió que por el tratamiento de la Radioterapia, al ser tan invasiva, las probabilidades de ser padre serían mínimas. Pero como mi Dios, es tan grande y misericordioso y aún hace milagros, permitió que pudiera  ser padres de dos hijos.

Mi esposa me ha acompañado desde el principio en el proceso de cáncer, (éramos novios en ese año 2004). Hemos pasado muchos procesos juntos, además de experimentar la pérdida de nuestro primer hijo (aborto retenido); hasta que después de un tiempo llegó Tomás un niño muy especial, su salud ha sido también tocada por enfermedades como Leucemia, Meningitis, pero Dios ha revertido todo esos malos pronósticos, luego nació Florencia quien también tuvo dificultades  de salud al nacer.

El año pasado 2017, fui a médico ya que estaba notando que estaba subiendo mucho de peso y quería hacerme un chequeo, me tomaron exámenes de rutina los que arrojaron que tenía problemas a la tiroides, no le había dado importancia a unas pelotitas que tenía en el cuello que se notaban de gran tamaño. Me realizaron una ecografía de cuello la que diagnosticó nódulos tiroideos, cuando leí el examen solo lloré y me entregué en las manos de Dios, ya que entendí en ese momento que pasaría nuevamente por el fuego. Los nódulos fueron puncionados dando como resultado CANCER PAPILAR DE TIROIDES. Por segunda vez me tocaba pasar por esta enfermedad de cáncer. Me sometieron a operación rápidamente, el procedimiento era muy complejo; mi familia, mi Iglesia y muchos hermanos más se unieron en oración para que Dios hiciera su voluntad, pues el riesgo de morir en la operación era muy alto ya que además tenía metástasis en todo el cuello. Días antes de operarme Dios me dio una paz tremenda a mi vida, sentía que si Dios decidía llevarme de esta tierra me iría feliz y si me dejaba con mis seres queridos también lo haría feliz. La noche anterior a mi operación, me despedí de mi esposa de mi familia dejando todo preparado en caso de cual fuera el resultado de la operación.

La operación duró 7 horas, Dios fue conmigo y volvió a mostrar su Gloria en mí, siendo una operación exitosa, no sufrí consecuencia alguna.  Pasaron los días y me tocó el tratamiento del cáncer, Yodo radiactivo, donde estuve 17 días aislado por lo fuerte de la radiación. Durante esos días Dios trabajó en mi vida, en sueños, visiones, Dios trató conmigo de manera personal.

Ya ha pasado casi año y medio de mi operación y el cáncer volvió a aparecer, estoy en exámenes nuevamente. Pero a pesar de toda circunstancia Dios es soberano, siempre su voluntad será mejor que la nuestra, alabo y bendigo a mi Dios y agradezco cada situación buena y mala que me ha sucedido, porque ellas me han ayudado a crecer y madurar en el evangelio.

Los que aman a Dios todas las cosas nos ayudan a bien, le invito a que alabe a Dios sea cual sea la circunstancia que esté pasando, deje que ÉL tome el control de su vida y de seguro que su carga será más fácil de llevar.

He estado 3 veces al borde de la muerte, estuve parapléjico, he tenido dos cáncer de muerte, no podía tener hijos, pero Dios ha cambiado todas las cosas. Solo por su gracia y amor, a Él sea por siempre la gloria y honra.

Dios les bendiga.


Hermano Felipe Meza Stuardo, IMPCH Lirquén

Corresponsales: Yuvitza Ortiz Orellana, Ester Valdebenito Rodríguez

Compartir: