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Personajes Bíblicos | JEFTÉ

Significado y origen de su nombre: Jefté, cuyo nombre significa “yiftät” probablemente sea abreviatura de “yiftáh-´ël”, que quiere decir “Dios abre (la matriz)”, que se cita como nombre propio en sabeo.

Procedencia y Origen familiar: Jefté fue hijo de Galaad y de una prostituta pagana. Fue el mayor de sus hermanos, nacidos de la esposa de Galaad, el cual le dio la calidad de ser el primogénito de Galaad, pero ilegítimo, porque no era hijo del matrimonio.

Vida y obra de Jefté: La historia de Jefté según relata el Libro de Jueces, está impregnada de dolor, desprecio, soledad, pero también de valentía y gallardía y amor patriótico y confianza en Dios.

Jefté nace en una condición de ilegitimidad, pues su padre no era casado con su madre, más bien Galaad tenía su esposa legítima. Esta condición motivó a sus hermanos menores, quienes sí eran hijos legítimos, a desheredar a Jefté y a ser despreciado porque era hijo de otra mujer. Este desprecio y acto cruel de sus hermanos menores, hizo que Jefté huyera a vivir en la región de Tob, donde se juntó con otros renegados, con quienes incursionaban aldeas y caravanas, y quizás protegiendo algunas aldeas israelitas de sus enemigos.

En el Libro de Jueces, capítulo 11, relata que después de un tiempo, los amonitas pelearon contra Israel. A causa de la lucha entre amonitas e israelitas, los ancianos líderes de Galaad fueron a buscar a Jefté a la región de Tob y le pidieron que fuera el comandante del ejército para poder pelear contra los amonitas. Jefté acepto con la condición de que si el Señor su Dios les entregaba en sus manos a los amonitas, se convertiría en Caudillo. Los ancianos prometieron que cumplirían su palabra, por lo que  Jefté se convertió en el jefe y comandante de Galaad.

Jefté fue un hombre astuto y diplomático, una vez siendo Jefe y Caudillo por elección del pueblo, quiso negociar con el rey de los amonitas para no batallar, pero este rey le reclamó unas tierras que Israel en tiempos de Moisés, les había quitado. Jefté le anuncia que Jehová había dado la victoria sobre esas tierras, y respondió al rey con gallardía que aquello que Jehová había desposeído, ellos lo habían poseído, por lo que le resaltó que Jehová era Juez entre los israelitas y amonitas, aun así el rey no atendió el mensaje de Jefté.

Por esto mismo, Jefté lleno del Espíritu de Jehová comenzó a reunir soldados israelitas para la batalla. Sin embargo, antes de librar batalla,  Jefté hizo una promesa al Señor, diciéndole que si le ayudaba a vencer a los amonitas, entonces al regresar victorioso le haría una ofrenda (holocausto). La ofrenda será la primera persona que salga de su casa a recibirle cuando regrese. Jefté fue a pelear contra los amonitas y el Señor le ayudó a ganar. Jefté venció a veinte pueblos desde Aroer hasta Minit y hasta Abel Queramín. Así fue como los israelitas dominaron a los amonitas.

Cuando Jefté regresó a su casa en la ciudad de Mizpa, la primera persona que salió a recibirle fue su única hija. Ella salió feliz encabezando la celebración por la victoria. Cuando Jefté vio a su hija que salía primero, se desgarró la ropa para mostrar su tristeza, y le comentó a su hija la promesa que le había hecho al Señor si le ayudaba a vencer a sus enemigos, entonces su hija le dijo que si había hecho una promesa al Señor, debía  cumplirla, después de todo, el Señor le había ayudado a derrotar a sus enemigos, los amonitas.

Su hija solamente le pidió a su padre que la dejara estar sola durante dos meses en las montañas para poder llorar con sus amigas porque ya no se iba a casar ni tampoco iba a tener hijos, a lo que su padre accedió.

Así que la mandó lejos durante dos meses. La niña y sus amigas fueron a las montañas y lloraron porque ella nunca se casaría ni tendría hijos. Después de dos meses la niña regresó donde estaba su padre y Jefté cumplió su promesa a Dios. Entre el pueblo de Israel, se convirtió en una costumbre que cada año las mujeres lloraran durante cuatro días, recordando a la hija de Jefté de Galaad.

Jefté durante sus 6 años como Juez sobre Israel, fue severo con sus hermanos Efraimitas, tal como lo fue con los Amonitas, y con su propia hija.

Los Efraimitas ofendidos por no haber participado de la victoria sobre los Amonitas, amenazaron de muerte a Jefté, quien respondió violentamente consiguiendo una gran matanza despiadada de Efraimitas.

Jefté muere y fue sepultado en la tierra de Galaad.

Jefté es un vivo ejemplo, de valentía y dependencia de Dios, porque siempre y ante todo puso a Dios por delante, esto se vio claramente en  sus victorias y en la ofrenda a Dios que prometió, que le costó la vida a su propia hija.

Sección Temas Bíblicos: Corresponsal Raquel Marambio

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