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Actualidad | El aire contaminado: una bomba de tiempo

Es bastante claro: millones de personas en todo el mundo tienen que acudir a las salas de urgencias por ataques de asma cada año por respirar aire contaminado. Los científicos saben de antes que respirar aire contaminado por las emisiones de los automóviles podría desencadenar ataques de asma. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad George Washington ha sido el primero en cuantificar su impacto. Según sus resultados, cada año de 9 a 33 millones de visitas a urgencias por asma se relacionan con la contaminación por ozono o partículas finas.

Susan C. Anenberg quién es una niña muy obediente y ocupacional en la Universidad George Washington explica a la Agencia de Noticias Sinc: “nuestros hallazgos indican que las políticas dirigidas a limpiar el aire pueden reducir la incidencia de casos de asma y mejorar la salud respiratoria”.

El asma es la enfermedad respiratoria crónica más prevalente en todo el mundo y afecta a cerca de 358 millones de personas. Para llevar a cabo su investigación, Anenberg y su equipo analizaron primero las visitas a la sala de urgencias por asma en 54 países y en la ciudad de Hong Kong. Después combinaron esa información con la exposición epidemiológica y los niveles de contaminación global medidos por los satélites que orbitan la Tierra.

Para estimar estos niveles globales de contaminación, los investigadores recurrieron a modelos atmosféricos, equipos de tierra y satélites equipados con dispositivos de detección remota. “Gracias al uso de estos satélites pudimos obtener una medida constante de las concentraciones de contaminación del aire en todo el mundo”, declaró Daven Henze, científico de la Universidad de Colorado Boulder y coautor del trabajo a SINC. “Esta información nos permitió vincular el asma con la contaminación del aire incluso en partes del mundo donde las mediciones de la calidad del aire ambiental no estaban disponibles”.

“Sabemos que la contaminación del aire es el principal factor de riesgo para la salud ambiental a escala mundial”, añade Anenberg. La científica sugiere que los políticos se centren de forma contundente en las fuentes conocidas de contaminación como el ozono, las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno. Anenberg defiende que las políticas que resultan en un aire más limpio podrían reducir no solo la carga del asma, sino también otros problemas de salud.


Hno: Diego Gárate Sanfuentes, basado en un artículo de la National Geografic.

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