Tips educativos | La paciencia

A un mes de culminar un nuevo periodo académico, surgen muchas interrogantes, tales como: ¿Aprobaré? ¿Cuánto me falta para no reprobar? ¿Qué calificación necesito? ¿Se me juntarán los exámenes en un mismo día?, entre otras preguntas, las que muchas veces nos dan preocupaciones más que alegrías.

En todos los procesos educativos, hay tiempos delimitados para cada actividad: un tiempo de conocer la asignatura y sus contenidos; un tiempo de aprender; un tiempo de practicar los nuevos conocimientos y un tiempo de demostrar lo aprendido.

Parte de los estudiantes, no logran culminar con éxito el proceso de aprendizaje y suelen “perder la paciencia”, al percatarse que las calificaciones no son las mejores, a pesar que se esforzaron, o porque dicen que lo que quisieron expresar en sus evaluaciones no se lo comprendió el profesor. También se pierde esta cualidad al tener muchas evaluaciones en un periodo corto de tiempo, incluso, esta característica suele “desgastarse” por las pocas horas de sueño que se logra tener (si es que pueden tener un descanso) y suele expresarse en actitudes poco amables con el medio que los rodea.

Cuando nos adentramos en la Palabra del Señor, se nos dice que “Todo tiene su tiempo” (Eclesiastés 3), que toda actividad que realizamos tiene un momento perfecto, adecuado, determinado por Dios para nosotros, quien en su gran misericordia y bondad, tiene todo bajo su control, y nos pide solamente confiar.

Pero, ¿Realmente descansamos en su voluntad? ¿Somos capaces de esperar?

Cuando estudiamos la palabra de Dios, siempre confirmamos con un “Amén” cuando nos preguntan si confiamos en el Señor, pero en la práctica, no siempre lo demostramos.

En los estudios es así, debemos ser pacientes, sabemos que a diario tenemos un enemigo que pretende que no lleguemos a nuestra meta (sea a corto y/o a largo plazo), que siempre pondrá en nuestro camino alguna piedra de tropiezo para que perdamos la confianza en Dios y abandonemos nuestro camino.

El Rey David, en el Salmo 31, versículos 14 y 15, nos señala que su confianza está en Jehová, que sus tiempos y su vida está en él, y que todo lo que le suceda, está en las manos de su Señor.

Job, un gran Siervo de Dios, también nos muestra en todo el pasaje de la biblia que lleva su nombre, que su confianza estaba siempre en Jehová, que a pesar de las adversidades, él siempre esperaba la misericordia de Dios en su vida.

Tal vez uno se pregunte qué relación tiene todo eso con la paciencia, pero es sencillo: la paciencia es uno de los pilares de la Fe. Sin paciencia, la confianza que digo tener en Dios no puede ser vista; sin paciencia, no puedo esperar que el Señor haga su voluntad en mi vida; sin paciencia, no puedo demostrarle al mundo que Jehová es quien guía mis pasos a su ritmo y no al mío; sin paciencia, no puedo expresar amor a quienes me rodea; sin paciencia, suelo olvidar que los tiempos del Señor son perfecto; sin paciencia; pierdo mi integridad y suelo pecar contra Dios.

Debemos confiar que todo lo que el Señor permite en nuestra vida es por algún propósito. Si estamos cerca de graduarnos, estar agradecidos de Dios por permitir que lleguemos a esa situación de forma íntegra. Si estamos a pasos de reprobar o repetir, pensar en que fallamos para luego mejorar, o si vemos que hicimos todo lo que debíamos realizar y aún así estamos en esa situación, pensar cuál es el propósito de Dios con aquello en nuestra vida. Tal vez aún no es el momento apropiado de aprobar, quizás el Señor nos quiere proteger de algo o sencillamente tiene una bendición guardada para nuestra vida.

Siempre le señalo a mis estudiantes que una alta o baja calificación no es sinónimo de un buen o mal estudiantes, a veces es sólo un número (y que el sistema es cuantitativo); lo que realmente importa es cómo aplicamos ese conocimiento en la vida y más importante aún, es la calidad de persona en la que nos vamos convirtiendo, lo que toma mayor sentido, cuando estamos tomados de la mano de Dios.

Para la honra y gloria de Dios

Hna. Bethania Vejar Catalán

Corresponsal Sector 25

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