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La Reforma en INGLATERRA

La ruptura de la corona con el Vaticano, a raíz del divorcio de Enrique VIII, fue sabiamente aprovechada por los amigos del Evangelio, pero no es a ese episodio que se debe la transformación del reino y su conversión a la fe de la Biblia, puesto que el gran factor  que emancipó a Inglaterra de la tutela de Roma fue la lectura de las Sagradas Escrituras.

El sabio holandés Erasmo de Róterdam, publicó en Basilea, el año 1517, el Nuevo Testamento griego junto con una traducción latina y cuando  llegó  a Londres, y de ahí pasó a Cambridge y Oxford, empezó para Inglaterra un nuevo capítulo de su historia.

Obispos y frailes comprendieron que se aproximaban para ellos días peligrosos porque tendrían que dar cuenta al pueblo de sus doctrinas y acciones. Este libro, decían, engendrará horribles herejías y será la muerte del papado, pedían que el libro fuese condenado y prohibido. Es verdad que el libro, escrito en griego y latín, era el primer paso que anunciaba otro, la publicación de toda la Biblia en la lengua del pueblo. Toda la oposición fue inútil pues la luz que resplandece en las tinieblas había resplandecido en aquel reino para nunca más ser apagada.

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