El 24 de mayo de 1738 cambió la vida de Juan Wesley. Esa noche se dirigió a una reunión de la sociedad de la calle Aldersgate, en la ciudad de Londres, Inglaterra. Fue allí, durante la lectura del Prefacio de Martín Lutero a la epístola de Pablo a los Romanos, que Juan sintió que “su corazón ardía extrañamente y confiaba en Cristo solamente para salvación”. El mismo comenta en su diario: “Como a las nueve menos cuarto, mientras escuchaba la descripción del cambio que Dios opera en el corazón por la fe en Cristo, sentí arder mi corazón de una manera extraña. Sentí que confiaba en Cristo, y en Cristo solamente, para mi salvación. Y recibí la seguridad de que Él había borrado mis pecados y que me salvaba a mí de la ‘ley del pecado y de la muerte’. Púseme entonces a orar con todas mis fuerzas por aquellos que más me habían perseguido y ultrajado. Después di testimonio público ante todos los asistentes de lo que sentía por primera vez en mi corazón.”
– La pregunta hoy es: ¿ Hemos experimentado el cambio en nuestro corazón y vida? ¿ Hemos vivido la experiencia del corazón ardiente?
Dios bendiga al metodismo mundial y nacional.
“Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros”.
Hno. Manuel Alveal