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Reflexión | «Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios»

David sabía que podía llegar a olvidar las grandes cosas que Dios había hecho por el, es por ello que en una oportunidad le ordenó a su alma que no se olvidara de ninguno de los beneficios del Señor y declaró: «Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios» Salmo 103:2. “Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios”

“Él es quien perdona todas tus iniquidades»

El Salmista continúa recordando el perdón que había obtenido de Dios. Bíblicamente vemos a un David que cometió errores, pero que a pesar de ello se humilló ante Dios para recibir de Él la misericordia y el perdón.

«No debemos olvidar de donde Dios nos ha sacado y la misericordia que ha tenido para con nosotros. Aunque muchas veces hemos fallado, el Señor ha sido clemente, esperando que nosotros nos arrepintamos de nuestros pecados y nos volvamos a Él».

«El que sana todas tus dolencias»

Esta declaración prueba que David había podido experimentar la sanidad de Dios en su vida, es por ello que le recuerda a su alma que cualquier enfermedad podía ser sanada por Dios.

«Sea que estemos enfermos o no, debemos reconocer que tenemos un médico por excelencia, capaz de sanar cualquiera de nuestras enfermedades. No olvidemos todas las veces en las que el milagro de sanidad se ha manifestado en nuestra vida y en la de nuestros familiares».

«El que rescata del hoyo tu vida»

David pasó por momentos difíciles; estuvo en peligro de muerte en muchas oportunidades. Sintió miedo, angustia y desesperación, pero a pesar de las dificultades, siempre encontraba fortaleza en el Señor y por ello escribió varios Salmos que declaraban que su única ayuda provenía de Jehová.

«Aun cuando nos encontremos en el hoyo, debemos tener presente que nuestra ayuda y pronto auxilio vienen del Señor. Dios conoce nuestra situación y está presto a ayudarnos siempre y cuando vayamos a Él».

 «El que te corona de favores y misericordias»

David tenía un corazón agradecido que no se olvidaba de la misericordia y de los favores del Señor, por eso las escrituras lo registran como el hombre que tuvo el corazón conforme al de Dios.

«Cuando somos agradecidos alegramos el corazón de Dios. Al igual que David, una persona agradecida alaba a Dios en todo tiempo y no se cansa de anunciar a otros las grandes bondades que ha recibido de las manos del Señor».

«El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila»

La boca del salmista había sido saciada con bien, de manera que sus palabras, dichos y acciones estaban centrados y fundamentados en la Palabra de Dios. Su boca estaba llena de salmos e himnos al Dios altísimo.

«Nuestra boca debe estar llena de continuo de la Palabra del Señor. Hablar cosas que sean de edificación a quienes está a nuestro alrededor, por eso dice la palabra de Dios «hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones«, Efesios 5:19. Si vivimos de acuerdo a la Palabra nos mantendremos como el águila, rejuvenecidos y morando en las alturas con el Señor».

«Procuremos no olvidar las grandes cosas que Dios ha hecho en nuestra vida, recordando siempre los beneficios que obtenemos de nuestro Señor».

Fuente: bibliatodo.com

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