Hablar de trabajo infantil en Chile parece cosa poco común, casi impensada. En el mundo, en cambio, esta realidad es bastante cruda. En 2017 hubo aproximadamente 168 millones de niños que trabajan (para que piense en la magnitud de todo esto, un poco menos de 10 veces la cantidad de habitantes de Chile). Muchos de ellos lo hacen en regiones de conflictos y catástrofes. Asimismo, más de la mitad efectúan trabajos peligrosos, colocando en riesgo su vida, no teniendo su derecho a la educación ni la posibilidad de vivir su niñez o adolescencia.
Estas cifras, denunciadas por la ONU y las organizaciones sociales en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, hace pensar en la urgencia de erradicar el trabajo de los menores, que en muchos casos se realiza en situación de esclavitud.
10 millones de niños laboran en el Servicio Doméstico en completa esclavitud, ocultos en las casas de sus empleadores sin la posibilidad de controlar sus actividades; países de Latinoamérica y África incluso aceptan social y culturalmente el trabajo doméstico infantil.
La situación de la industria textil es bastante potente. Son bastantes los niños que son utilizados para la confección de ropa a precio conveniente. Es tanto que grandes marcas de ropa han rechazado terminantemente la explotación de infantes como mano de obra barata. Pero lamentablemente la mayoría de estos niños van a trabajar con papeles de parientes ya en edad laboral, por lo que la fiscalización de parte de organizaciones especializadas es muy difícil de realizar.
¿QUÉ OCURRE CON CHILE?
La normativa chilena es clara: se prohíbe el trabajo infantil en menores de 15 años, dejando ejercer labores a personas de 15 a 18 años solo con autorización legal, no debiendo interrumpir los estudios y sin la exposición alguna al peligro. Aun siendo clara la normativa, en el país hay 219.624 niños y adolescentes entre 5 y 18 años que ejercen algún trabajo, aproximadamente el 6,5% de este rango etario.
Si este dato es preocupante, hay que considerar que 197.743 menores realizan trabajos peligrosos, de los cuales 340 de ellos sufrieron accidentes laborales.
¿A qué se debe? Lamentablemente uno de los grandes problemas que se pudieron constatar era que el 70% pertenecía a los dos quintiles más pobres del país (ingresos inferiores a $125.558), esto es, que una condición socioeconómica baja impone las condiciones necesarias para enviar a menores a trabajar.
Es por eso que, con motivo del Día Internacional contra el Trabajo Infantil, las autoridades de trabajo y el sector privado renovaron el compromiso para erradicar estas prácticas para el 2025. Hemos de esperar a que nuestros niños tengan la posibilidad de educarse y vivir como corresponde a su edad.
Escrito por Hno. Diego Gárate Sanfuentes | Corresponsal Sector 10
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