El sábado 18 de octubre, las Dorcas del Sector 26 se reunieron en la Iglesia de Carahue, ministrada por los pastores Luis Emilio Garrido y Patricia Pilquinao, para vivir una jornada de profunda bendición y comunión espiritual. A lo largo del día se realizaron distintas actividades con el propósito de exaltar el nombre del Señor.
Por la mañana, las calles de Carahue se llenaron de voces de alabanza y gozo cuando las hermanas Dorcas salieron a predicar el Evangelio al aire libre, entonando himnos como “Cristo es nuestro Jefe”, “Un Salvador hallé en Jesucristo” y “En tinieblas de maldad”. Con corazones agradecidos y llenos del Espíritu Santo, llevaron un mensaje de esperanza a todos los que escuchaban.
Mientras tanto, nuestras queridas hermanas ancianas y con movilidad reducida disfrutaron de un hermoso y significativo “Tiempo de Noemí”, donde reflexionaron sobre la historia de Rut y Noemí, recordando el valor de la fidelidad, la fe y la esperanza. Fue un momento lleno de ternura y presencia del Señor, donde comprendieron que Dios siempre tiene un propósito en cada etapa de la vida.
La jornada continuó con el Retiro Espiritual “Descansando en su Regazo”, en el cual las hermanas se gozaron en la presencia del Señor mientras el Coro Elim entonaba alabanzas que tocaron los corazones, como “Caminaré sin temores” y “Viuda sin nada”. Se vivió además un tiempo muy especial de oración, donde cada hermana intercedió por la otra, pidiendo fortaleza espiritual, física y emocional.
Las hermanas Ruth Molina y Marcela Piña, de la IMPCH Carahue, compartieron un edificante tema titulado “La buena parte”, inspirado en la historia de Marta y María, recordando la importancia de escoger siempre lo mejor: estar a los pies de Jesús.
La jornada culminó con el Culto de Clausura, coordinado por la Pastora Érika Iturra de IMPCH Temuco Amanecer, quien con sabiduría y dulzura dirigió este hermoso culto de adoración. La Palabra del Señor fue impartida por la Pastora Alejandra Torres de IMPCH Nueva Imperial, basada en San Lucas 22:19, recordando la importancia de mantener viva la memoria del sacrificio de Cristo y vivir cada día en comunión con Él.
Durante el servicio, todas las hermanas participaron de la Santa Cena, un momento solemne y lleno de la presencia del Espíritu Santo, que marcó el cierre de esta confraternidad con un sentir de unidad, gratitud y renovación espiritual. Sin duda, fue un sábado muy bendecido en la presencia del Señor.
Informa: Hna. Patricia Menares / Coordinadora Sector 26
Fotografía: Hno. Rodolfo Parra Astorga.
 
				
															





